Una brisa suave que se filtra por la ventaba juega con unos cuantos cabellos que le caen por la frente. No parpadea, no se mueve.
Tiene motivos para sonreir, por eso sonrie, quiere creerlo. Pero sus ojos muestran lo contrario, es como si fueran rostros diferentes unidos en un mismo cuerpo.

Mecánicamente toma espuma y navaja y lentamente limpia su rostro de los días de descuido con su barba, pues es lunes. Primero la izquierda, luego la derecha... yo vi lo contrario.
El hombre de la sonrisa triste debe mostrar su mejor sonrisa.
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